¿Recuerdas un bebé entre uno y tres años? Son los embajadores indiscutibles de la ternura y la simpatía, en cada gesto, en cada sonrisa, en cada nueva palabra ensayada, en lo genuino de su mirada, en la manera única y  espontánea de  expresar sus emociones.

Es tiempo de que este bebé “se pare sobre sus propios pies”, detalle pequeño pero que marcó el ritmo de la evolución humana al permitir a nuestros ancestros y cada día a estos bebes, la mirada total del escenario, la perspectiva de profundidad que le presenta un mundo rico en estímulos e inquietantes posibilidades para accionar. Estar parado para comenzar a caminar le da temor, más no le detiene, deja libre sus manos que antes eran necesarias para gatear y ello permite explorar y fortalecer nuevos caminos biológicos (en su cerebro), psicológicos(ya que la acción, el movimiento y el lenguaje expanden sus capacidades) y emocionales debido a que ya mami no le carga, puede  alejarse un poco de ella para acercarse a otros yampliar su mundo de relación Todo lo antes señalado abonará las raíces de un sentimiento de identidad propia, ¿Cómo es que soy?, y de autonomía 

¿Qué soy capaz de lograr?

Una combinación de paciencia con amoroso control y límites claros, tendrán que ser usados por los padres y cuidadores para ayudar a este “Pequeño remolino de vitalidad” a ir asimilando que no todo es posible, que el mundo no está hecho a su medida, que existen pautas y rutinas necesarias de cumplir cada día, así como también advertir que hay peligros que considerar. Es decir, existe un mundo de reglas, un “deber ser” que necesita ser enseñado a este pequeño o pequeña que solo se mueve en función del placer y el disfrute, La mejor manera de hacerlo es a través del juego  y la imitación.

En estos primeros años, el pensamiento de los niños es mágico; cada aspecto de la realidad será utilizado como parte de una poderosa imaginación que sirve para crear.Lo que para nosotros es inanimado cobra vida en la imaginación del niño: una pieza gruesa de madera puede ser una muñeca, un perro o un barco. En sus fantasías complementa el objeto y así le convertirá en lo que desea. Nunca como en esta edad es posible tener a disposición un caudal más vertiginoso de imágenes sonidos ideas, temores fantasmagóricos que son colocados en los materiales.

Los juegos, los juguetes en este momento permiten al niño colocar fuera su mundo interior sin reservas, y es así como un compañero podrá ser el malo de su historia y un pedazo de rama puede ser una varita mágica, la trompa de un elefante o  una peligrosa culebra que se acerca. Su mente no puede ahora diferenciar la fantasía de la realidad,y por ello todo es posible, todo es vividomuy intensamente.

El juego a esta edad es solitario pues cada niño disfruta de sus inventos y se le llama “Juego Simbólico” debido a que,  jugando repite una y otra vez escenas que ha  mirado o imagina en función de las vivencias del hogar (no siempre favorables o positivas); así puede crear su propia escena, poner un final diferente, ser uno u otro personaje, modificar los parlamentos, sorprenderse con nuevos resultados, entre otras posibilidades. Es el momento de permitir el despliegue de la imaginación como un tesoro para el futuro, como lo señala Joan Almon (2010):

 

“La imaginación en el juego es la base para el desarrollo y el crecimiento del niño y más adelante también para su vida en el mundo exterior. El desarrollo de la imaginación y el precioso mundo de la fantasía se construye sobre las sensaciones previas  tanto del movimiento corporal como de otras, siempre cambiantes,  que se infiltran en el consciente del niño durante los dos primeros años de vida” (pág.21) 

 

Tal vez no lo habías pensado, pero el juego tiene un enorme poder  en el desarrollo del pensamiento del niño,y para ello no es necesario tener muchos juguetes, ni muy sofisticados. Habrás notado que con frecuencia los niños pequeños prefieren objetos raros, o  juguetes sencillos, menos elaborados ya que, tal vez, le permitan dar rienda suelta a su imaginación y creatividad.

Por otra parte, el contacto con los elementos reales, propios de la naturaleza como la tierra, el agua, el aire, las plantas, los animales, son fuentes siempre infinitas de aventuras maravillosas, poseen en sí mismas gran variedad y cualidades de sensaciones a ser exploradas, además son figuras cambiantes, personajes vivos que se mueven, que piden cada vez una nueva explicación y en esa medida son interactivos para con el niño, enriquecen su mundo lingüístico, de experiencias, de imaginación, de fantasías y finalmente sus capacidades  para aprender y crecer.

 

Rosa Aura Figueroa Meza

Caracas, 25 de Enero de 2014