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JUGANDO APRENDEMOS A VIVIR

Es un privilegio y un orgullo estar entre los colaboradores que junto a todos los lectores dan vida y ayudan a construir poco a poco este bonito espacio virtual. Al revisarlo, surge la pregunta ¿Cuál será la magia que poseen los juguetes y juegos que permiten evocar en la mayoría de las personas, lo mejor de su niñez, sea cual sea su edad actual? Una de las respuestas podría ser que el juego forma parte de nuestra esencia como seres humanos con un cuerpo, una mente y un espíritu que siempre desea el bienestar.

Al parecer, a través de los tiempos y en todas las culturas, jugar permite la posibilidad de disfrutar, “hacer como si”, de probar, explorar, equivocarse, repetir y experimentar hasta conseguir hacerlo bien, o tal vez enfrentar la frustración, la rabia o la impotencia de no ganar o vencer el reto señalado.

Todas estas emociones e intenciones nos preparan para la vida, son experiencias que se transforman en certezas paratemplar la voluntad. Además, el jugar implica la presencia y reconocimiento del otro como interlocutor válido e importante, necesario para la acción, razón por la cual contribuye a enriquecer la vida en sociedad. 

Desde los juegos de palabras, los chistes, el humor propio del Venezolano, pasando por el juguete típico diseñado con amor desde la más sencilla creatividad del artesano y hasta los juguetes- juegos más sofisticados y tecnológicos de nuestra era, todos tienen un pedazo de nuestra cultura, en ellos duerme la inspiración dispuesta a hacerse vida, palpita la invitación a sacar lo mejor de cada uno. 

Es así como el juego puede ser visto como una entidad viva, en pleno crecimiento, tal como los protagonistas que lo ejecutan. En este sentido va cambiando con la edad, con nuevas formas, motivos, estrategias, va impulsando la vida y ayudándola a desarrollarse. 

Les invito entonces, a hacer este recorrido para descubrir como “aprendemos a vivir jugando” y porqué son tan importantes los juguetes y los juegos sea cual sea su edad, en nuestra vida cotidiana.

Rosa Aura Figueroa Meza

Caracas, 24 de octubre de 2013

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